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Los miedos-por Susana Leone



El miedo es una respuesta normal que nos advierte de un peligro y pone en alerta nuestro instinto de supervivencia llevándonos a la evitación del estímulo o fuga. Pero, cuando este sentimiento se dirige hacia algo sin fundamento, es decir no corresponde a la realidad, es irracional y puede llegar a inmovilizarnos, hasta el punto de aterrorizarnos ya que justamente al ser irreal, sino imaginario, no existe la posibilidad de huida. 

Es decir que el miedo enlaza a nivel de respuesta fisiológica al ser humano con las demás especies vivas. En los humanos es interesante tener en cuenta la intensidad de los miedos y también si la respuesta de huida se da ante un peligro real o frente a una amenaza vivida como tal o también, como sucede en el caso del stress, ante situaciones muy exigentes, de las que el sujeto no puede huir. Estas asumen aspectos no solo fisiológicos, sino psicológicos.
 
Desde el punto de vista psicológico los miedos pueden llegar a impedir disfrutar de obtener placer en alguna experiencia, trabajar, hasta pueden privar de la posibilidad de realizar proyectos y cumplir metas que nos permitan progresar.


¿Qué hacer con el miedo? En principio  “escucharlo” “alojarlo”. Tener presente que muchos miedos se basan en creencias que tenemos sobre nosotros mismos o en situaciones, algunas antiguas, heredadas, transmitidas culturalmente e intrafamiliarmente. Atravesarlos ayuda a aprender a conocernos mucho mejor y a conducirnos a motorizar deseos incumplidos y ayuda a transformarnos en aquello que queremos ser.


Existe la posibilidad de que algunos de ellos estén tan arraigados en nuestro interior que sea necesario solicitar la ayuda de un profesional. 


Con  o sin la necesidad de ayuda de un terapeuta, asumir la valentía de convertir aquello a lo que le tememos en una potencial posibilidad de “ser”, constituye sin duda una de las aventuras más apasionantes: poder  ser protagonista activo de nuestra existencia.