Diciembre: tiempo propicio para iniciar una psicoterapia
Las fiestas tienen aspectos de encuentro y otros de paso del tiempo. Esto deviene en un balance que incluye deseos no concretados pero también una nueva puerta abierta para caminos que partan de los mismos. Es una buena época para comenzar una psicoterapia.
Es decir encuentros, también ausencias y balances. Nuevos proyectos. Concreciones y postergaciones, que se hacen visibles y desde allí el comenzar un camino psicoterapéutico entre otras cosas podría colaborar a definir en qué punto estamos, qué deseamos y con qué herramientas y recursos contamos.
Si sentimos desánimo en una época en que pareciera que todo debiera ser brillante, una psicoterapia propicia dilucidar que más que a errores cometidos el malestar alude a aquello que callamos y no expresamos.
Todo cierre conlleva un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. El final de un año y el inicio de otro enriquece en tanto motoriza la pregunta ¿qué voy a hacer respecto a, por ejemplo, deseos pendientes, proyectos a iniciar, cambios que me hagan sentir mejor?También es interesante que una terapia propone, para ir a la búsqueda de ciertas concreciones otras preguntas: ¿qué estoy dispuesto/a a cambiar, a perder, incluso a dejar ir?
Sobre el cierre del año nos inspiramos en balances. Es un buen momento para capitalizar el tránsito de aquello que, como dijimos, sentimos como error y se transforme así en la posibilidad de crecer y convocar nuevas posibilidades; todo ello en la medida que estemos abiertos a la concreción de aquello que no pudo ser o fue truncado.
La psicóloga Beatriz Goldberg destacó en una entrevista que le realizaron, dentro de la misma línea, que a fin de año se presentan los famosos cierres que traen aparejadas hipersensibilidad y angustia, porque la mayoría de la gente piensa que todo tiene que estar bien, cuando la vida tiene como característica principal la imperfección.
Para la especialista, la sociedad obliga a mostrar una faceta irreal de perfección, cuando en realidad la vida no siempre es así. "Aquellos que tienen problemas a veces se sienten excluidos. Lo que pasa es que uno va postergando y de repente desembarca la angustia", No compararse con el otro -recomienda la profesional- y tratar de evitar temas sensibles se convierten en dos de los aliados a la hora de combatir sentimientos negativos.
"Hay que conectarse con lo bueno que se tiene y dejar de ver las cosas malas para hacer foco en las situaciones positivas que nos rodean", expresó Goldberg.
