Atiendo niños, en mi especialidad de terapia alfabetizadora, con problemáticas escolares: hiperactividad, déficit en la concentración y otras, famosas por haberse convertido en etiquetas que, lejos de ayudar a los niños a aprender y alfabetizarse, los rotulan, cristalizando las dificultades que el ingreso a la cultura conlleva. Los niños son obligados, la mayor parte de las veces -entiendo que en casi todos los casos con la buena intención de descubrir qué patología los aqueja- a transitar baterías de tests y estudios neurológicos que estresan a las familias y a los pequeños. Sin desconsiderar que, en algunas situaciones, este proceder es el indicado y además, imprescindible, considero, sin embargo, que está demasiado extendido a todas las problemáticas que en las escuelas se encuentran para alfabetizar a los niños.
¿De qué se trata?
También, en el contexto de mi método No al fracaso Escolar, tengo intercambios con los y las docentes y staff directivos de los establecimientos escolares a los que concurren mis pacientitos. A través de estas comunicaciones surgen en ellos y en mí estrategias respecto de cada niño en particular. Sin embargo, me preocupa que las problemáticas que hacen síntoma en los niños parecen no estar modificándose en sentidos interesantes para la enseñanza. Me interroga el tema de que, si bien en muchos casos el intercambio me ayuda a la atención de cada niño a partir de conocer más su situación en el aula y a los docentes, como muchos me aseguran, los ayuda a lograr que muchos niños se instalen en la alfabetización, persiste a mi entender, una cristalización de las dificultades. Todo ello presente también como preocupación en cada en cada taller, curso e intercambio con docentes.
Aburrimiento
Pienso en cómo los niños se refieren a la lectura, como una actividad un tanto "aburrida" ya sea en su casa o en el aula. También, al escuchar a los adultos, sean maestros o padres que están muy preocupados por el al modo en que la tecnología adrenalínica como los jueguitos de la play, por ejemplo, los capturan. Les comento con frecuencia que, además de apresarlos, los juegos online al mismo tiempo los protege de las frustraciones de la vida cotidiana en casa y en la escuela. Todo ello me lleva a pensar que aquello que hace síntoma, como dije, en el aula y en los niños, es un desafío y una interrogación a los adultos, a la crianza en la familia y a la enseñanza en la escuela.
En esta nota me quedo con el último interrogante, a nuestros dispositivos escolares y a la educación y propongo la lectura y reflexión de una frase breve pero sustanciosa de Edith Litwin, doctora en Educación. La autora del libro El oficio de enseñar, expresa en la página veintinueve del mismo, algo muy interesante respecto de le educación. Veamos:
" ..Se trata de entender que la enseñanza debería ser promotora del pensamiento apasionado -que incluye el deseo y la imaginación-para provocar una educación comprometida con la sociedad que a su vez dotará de significado la vida de los niños y los jóvenes..."
Pasión por descubrir.
Para pensar ¿Cómo puede suceder que docentes y alumnos queden capturados en circuitos rutinarios y no cuestionadores de sentidos, más que en producir entre todos actos educativos que abran puertas a lo nuevo e inédito?
Saludos.
Clara Jasiner.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario